Mirar tu verdadero Yo


OJOS. Grandes, pequeños, achinados, marrones, verdes, azules, con pestañas larga o con pestañas corta. Cada ojo es distinto el uno del otro, cada ojo refleja una personalidad, un sentimiento… un alma. Es por eso que cuando miramos a alguien a los ojos no hacen falta palabras. ¡Mírame a los ojos y dime la verdad! ¿Cuántas veces te has enamorado de su mirada? Sus ojos te miran y allí dentro estás tú reflejada... sonriendo… llorando… o puede que enfadada. Pero aún así estás tu en sus ojos. Unos ojos que tantas veces te has quedado a mirar mientras él dormía, mientras él te hablaba o no te hacía caso. Si cierras tus ojos, puedes ver los suyos cuando él no está contigo y si los abres quisieras poderlos encontrar frente a ti, tan cerca para poder saber que siente. Las personas pueden ser mentirosas, sus ojos traicioneros a sus palabras y fieles a ti que lo quieres. Pero a veces también nos enfrentan a la realidad. Te hacen ver lo que tu no quieres ver, te pueden enseñar las puertas de un castillo de cuento, o las del horno de la bruja de Hansel y Gretel. A veces, cuando te enamoras de unos ojos, cuando te enamoras de un alma, estos pueden llevarte hasta a la luna o dañarte para siempre. Ojos que no ven, corazón que no siente.




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