¡Busca tu hogar!

CASA. Y cuando te vas de un lugar no puedes esperar volver y encontrar todo inmutado. Una casa no siempre te hace sentir a casa, aquel lugar que antes llamabas casa de repente ni tiene nombre. Sigue allí, igual o distinto, con los mismos muebles, con otros muebles o sin muebles, a veces con el color de las paredes cambiadas… a veces ni quedan paredes. ¿Cuándo te sientes en casa? Cuando llegas, abres la puerta y aquella sensación de paz te asalta, los brazos del sofá te envuelven, la cama te devora, y las personas que están contigo te llenan el corazón. ¿Y si estas personas están divididas por el mundo? ¿Cuándo entiendes cual es tu verdadera casa? ¿Cuál es tu verdadera demora? A veces hay que mirar más allá, hay que abrir la ventana, mirarte alrededor. Tu casa no es solo quien encuentras dentro de estas paredes. Tu casa es la vida que tu has construido. Tu casa verdadera se encuentra donde alrededor hay aquellos amigos que puedes llamar familia, aquellas personas sobre las cuales puedes contar siempre, con lluvia o con sol, en bajadas y en subidas. Porque a veces vuelves a casa y tu familia ya no parece parte de tu vida. Tus primos te miran como un extraño, tus tíos te tratan como un conocido y aquellos que un tiempo llamabas amigos te tienen en el olvido aun estando cerca, aquellos amigos que llamabas hermanos y ahora te miran con otros ojos... Con eso no quiero decir que tu familia ya no sea tu familia. Si no exactamente el opuesto. Cambiar de casa, cambiar de hogar te ayuda a entender quien vale la pena guardar en tu vida y quien no, quien te quiere por interés y quien te quiere de verdad. Y es así como después de las vacaciones, después de haber visto tu familia de sangre, te das cuenta de que tus amigos se encuentran en el hogar que tu has construido. Y siempre con un poco de decepción en la maleta, se vuelve hacia nuestra nueva verdadera casa. Vuelvo a mi verdadera nueva vida.